martes, 3 de septiembre de 2013

Seguimos adelgazando a pesar del fin de semana. 3.09.13

Bueno, esta mañana peso 80 kilitos exactos.

Por fin voy a poner fotografías.

Me la hice el jueves pasado. Cuando la vi pensé que estaba peor de lo que me imaginaba. ¡Vaya flotador! Los brazos no se ven bien, pero tienen el mismo aspecto de celulitis que las piernas. Espero que pronto pueda hacerme una fotografía en que se me vea de manera distinta.

Ayer estaba bastante hundidilla y mi marido me dio algo para leer que me hizo pensar. Fue en la revista Sport Life, en el número 173 de septiembre de 2013, en la página 84. "Querida fuerza de voluntad, visto que no deseas acompañarme en mi objetivo de empezar a hacer deporte, he decidido abandonarte. Han sido muchos años luchando contigo y a partir de ahora me veo preparado para conseguirlo solo. Agradezco tu compañía y todo lo que me has aportado. Pero hoy empiezo mi camino, hoy cojo el timón de mis sueños. Ha llegado mi momento. Con cariño, tu ex". 

Toda la vida intentando tener fuerza de voluntad, sintiéndose culpable por no tenerla. Claro, es que no hay que buscarla, hay otras formas de hacer las cosas sin confiar en la dichosa fuerza esa; voy a exponer mis ejemplos, unas veces funcionan y otras... no:
- Pensé en lo que hice el día 31, me organicé la tarde. ¿Cómo luchar contra la ansiedad que me produce estar sola en casa? Pues, por ejemplo, organizándome la tarde con antelación.
- Recuerdo un día en el que estuve muy activa porque confeccioné una lista con cosas que tenía que hacer y la colgué en el frigorífico e iba tachando la tarea que iba terminando. Era muy gratificante ir viendo el papel llenándose de tachones.
-Otra de las cosas que he hecho para no tener que depender de la fuerza de voluntad, me doy cuenta de que es este blog. Saber que cada día tengo que contar lo que he comido o el ejercicio que he practicado, me empuja a no comer mal y a estar activa.
- No comprar aquello que no debo comer: platos precocinados, azúcares refinados, embutidos, bollería industrial, snacks. En ésto debo darle las gracias a mi marido, no me pasa ni una, no compra nada indebido. De ese modo, cuando me ataca el hambre voraz por las tardes, por mucho que mire el frigorífico o los armarios, sólo veo frutas, frutos secos, pan integral, verduras, lácteos desnatados. Sí, me atraco de avellanas, pero al menos el cuerpo reconoce el alimento y, por supuesto, el alimento no tiene potenciadores del sabor que te hacen no parar; a la décima almendra sin sal y sin tostar, el cuerpo no quiere más.
- Levantarse y apagar la tele. Es muy ruidosa, no te deja pensar, te aturde.
- Los días en que mi marido trabaja por la mañana y yo no, me levanto con él a la misma hora de siempre y me voy con el perro a pasear. Se activa el cuerpo y al volver a casa, al meno durante un rato largo, no me siento en el sofá.

Iré pensando en más trucos para darle una buena patada a la fuerza de voluntad.

Comida del lunes:
- Desayuno: Fruta y yogurt con muesli. La tostada con jamón la obvié. Estaba demasiado depre.
- Almuerzo: Como siempre. A ver si cambio porque es aburrido todos los días igual.
- Comida: Hoy tenía comida de trabajo y he comido dos horas después de lo habitual, por lo que tomé dos ciruelas a la una y media. Ensalada y pollo con calabacín, pan y café.
- Merienda: Sandía.
-Cena: Hervido de judías verdes, zanahoria, patata y dos costillas de cerdo (cocidas, evidentemente).
-Precama: Onza de chocolate.

Ejercicio: Caminar una hora y cuarenta minutos a buen ritmo y con cuestas largas.

Hasta mañana.

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