Participo en un grupo de "hábitos saludables". Es un grupo promovido por nuestro sistema público de salud. Por un lado se nos darán pautas sobre nutrición y vida no sedentaria y, por otro lado, contaremos nuestros problemas concretos.
Lo que más me gusta de esta historia es que el sistema sanitario entiende que hay personas que tenemos un problema, que no somos vagos, glotones o personas dejadas que no se cuidan. Que somos personas con una enfermedad, que bien desde chiquitas teníamos sobrepeso y nadie supo qué hacer, o bien un día empezamos a engordar y no podíamos controlar nuestro cuerpo. Una vez un médico me preguntó:
- ¿Has tenido siempre este sobrepeso?
- No (le contesté).
- ¿Intentas controlar la comida para adelgazar?
- No, intento controlar la comida para engordar poco. Porque no consigo parar de engordar... de adelgazar ya ni hablamos.
Por aquel entonces, el médico me miró y se encogió de hombros. Hace 20 años, las cosas eran diferentes. El propio médico tenía obesidad.
Bueno, mi primera participación será el martes 3 de febrero. Pero esta semana he tenido una entrevista con la nutricionista. Me ha pesado y me ha medido. Según su báscula y su cinta métrica (ambas medían mal) peso 79 kg (vestida y con zapatos) y 104 cm de cintura (era retención de líquidos seguro).
Me preguntó si comía, al menos, una ración de fruta o verdura al día. Una no, seis o siete. A veces tengo complejo de orangután. También me preguntó que si andaba, al menos, media hora diaria. En general ando bastante más, pero es verdad que no todos los días. Hay días que, a consecuencia del trabajo, no realizo prácticamente movimiento alguno. Esto ya he empezado a cambiarlo. Es más, lo anotaré diariamente en un cuaderno específico sobre esta nueva etapa en el adelgazar. Además, llevo tres semanas sin correr, el frío espantoso, un resfriado y las escusas propias del momento. Al menos he seguido con un día a la semana de pesas.
Prometo contar todo lo que aprenda.
Aquí dejo una linda fotografía de este otoño pasado en los Pirineos, en el valle de Estós. El camino es largo, aunque eso nunca se sabe. El camino es estrecho, pero suficiente. Pero sobre todo, el camino es precioso.
Besazos.